
CARRER DEL MAR
Reconocer a una persona que no haya visto nunca el mar no es una tarea complicada: solo basta fijarse en sus ojos, hay en ellos una pequeña aunque perceptible sombra que hace que su mirada tenga algo de tristeza que se debe a que no es capaz de poder atrapar los múltiples significados que el mar tiene. Es vigoroso, titánico, inmenso. Sosiega y exalta. Sujeta y arremete. Es movimiento y tensión. Es el infinito hecho vida. Un desierto en el que el hombre nunca está solo, porque la existencia vibra a su alrededor.
Reconocer a una persona a la que nunca le han contado una historia es incluso más fácil: la sombra de sus ojos es más grave, más triste. Hay en ella un velo de doliente amargura. Porque son las historias las que nos sostienen, nos desafían, nos permiten soñar y desentrañar el profundo significado de la vida.
Si nos encontramos con alguien que no conoce el mar o las historias, sería preciso recomendarle que vaya prontamente a Carrer del Mar (Calle del Mar), un sitio dispuesto, preparado y arreglado por Joan Barrets (uno de los heterónimos de Joan Rioné, como Joan Camises o Joan Calçotets) que ha ilustrado Mar Borrajo. Entre música de acordeón o de gramola, en medio de casas que huelen a sol, cielo y sal se van contando setecientas treinta historias, dos por cada día del año. Algunas de ellas son “Había una vez un cola de sirena…”, “Había una vez un nene que sabía que quería ser de mayor; si pescador o navegante…” o “Había una vez una isla lejana y alegre…”.
Todas estas historias participan de una fenomenal intuición salida del sombrero de Joan Barrets (perdonen la repetición): que la trama y el desenlace son siempre, por diversas causas, decepcionantes, evasivos o frustrantes. Y se salta este obstáculo proponiendo únicamente los comienzos, que son promesas que se despliegan en nuestros pensamientos. Funcionan como pequeños artefactos que despiertan nuestra imaginación. Son promesas de ilusiones y fantasías. Si llegan a la categoría de microrrelatos es una cuestión que mejor dejémosela a especialistas y filólogos, lo que sí es seguro es que un mundo entero caben en estos comienzos. Conseguir buenos principios es tan arduo como alcanzar grandes finales.
Es un libro sin edad, de esos que no subestiman a los lectores porque dan la libertad de escapar de su propia realidad, de que sean estos los que marquen el verdadero rumbo. Este libro es una brújula para un mar desconocido e ignoto. Alrededor suyo se construye todo un sistema, en el que es importante la tarea de la ilustradora y diseñadora Mar Borrajo, quien con su delicada labor de collage apela a la inocencia y al encanto de otra época.
De una editorial que tiene el sugerente nombre de Piscina un petit oceà, (Piscina un pequeño oceáno) solo se puede esperar audaces propuestas, que continúan más allá del papel. El grupo de teatro Genovesa realizan animaciones, lecturas y obras de teatro basadas en los libros de esta editorial de Tarragona.
Carrer del Mar
Texto de Joan Barrets
Ilustración de Mar Borrajo
Editorial Piscina un petit oceà
Tarragona, 2013.
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