
LEFT, RIGHT, UP AND DOWN: LIBROS JAPONESES EN BOLONIA (I)
La exposición “Left, Right, Up and Down” (Izquierda, derecha, arriba y abajo), en la Biblioteca Salaborsa de Bolonia, organizada por la Japanese Board on Books Young People (JBBY), es un recorrido por la ilustración de libros para niños y jóvenes desde mediado del siglo XX hasta ahora. No concibieron una mejor manera de hacerlo que tomar como referencia la obra de autores de gran prestigio, hasta el punto que todos han sido nominados al premio más relevante del mundo en el ámbito de la ilustración y la literatura infantil y juvenil, el Hans Christian Andersen. Algunos de ellos lo consiguieron como Suekichi Akaba (1980), Mitsumasa Anno (1984) como ilustradores y Michio Mado (1994) como autor.
Asimismo, la exposición guardaba muchos más alicientes. En otro apartado había una selecta representación de los mejores libros ilustrados japoneses desde el 2000 hasta nuestros días. Son títulos que aunque no haya pasado tanto tiempo, se han convertido en clásicos porque nacieron con esa vocación. El conjunto da una idea de la pujanza, el brío y el vigor de unas imágenes, que vistas desde nuestros ojos, superan el hándicap que desconozcamos las grafías japonesas, pero a cuya belleza intrínseca estamos rendidos. Aun así son capaces de mantener incólume el poder de persuasión.
Al no poder abarcar todo el conjunto, hemos decido destacar algunos autores y elegir de su producción, algunas portadas e ilustraciones interiores que den una idea de la ilustración para niños en Japón.
«Un libro ilustrado no es una galería de imágenes. Mostrar buenas ilustraciones una tras otra no se convierte necesariamente en un buen libro ilustrado. Lo que cuenta de verdad es el ritmo y el drama que se crea al pasar las páginas.»
Suekichi Akaba
En este repaso destaca la figura del primer ganador japonés del Andersen, Suekichi Akaba (Tokio, 1910-1990). Pintor e ilustrador autodidacta. Recién publicó su primer libro infantil ilustrado cuando tenía 50 años, Kasa Jizo, basado en un cuento tradicional nipón, como la mayoría de sus futuros trabajos. Fue un rupturista, ya que fue uno de los primeros que utilizó la tinta china en un libro para niños, desmarcándose de la idea de que estos prefieren los colores brillantes. Sus collages y la maestría de su técnica lo convierte en un referente de la ilustración japonesa posterior.
“Nada puede superar una comida hecha desde cero o una ilustración creada con tus propias manos.”
Mitsumasa Anno
Otro nombre galardonado con el Andersen es Mitsumasa Anno (Tsuwano, 1926). Sus dibujos abundan en trucos visuales, trampantojos e ilusiones ópticas. Muestran un fresco sentido del humor con los que hace pensar, tanto a grandes como a pequeños, imaginativamente acerca de los números, el alfabeto, el tiempo y el espacio. Sus libros sobre viajes por Europa y Estados Unidos le dieron fama. Profusamente ilustrados de coloridos detalles, aportan una narración visual llena de poesía e intención.
“Yo veo los dibujos de los niños como modelos o fuentes de aprendizaje, no solo en la forma de dibujar, sino también en su inspiración. Intento ser tan libre, brillante y confiado como lo son ellos.”
Shinta Cho
Shinta Cho (Tokio, 1927-2005) inició su carrera como dibujante de prensa, aunque no tardó en decantarse por los libros infantiles. Sumamente popular, consiguió sintonizar con la imaginación de los niños, por la extensión de sus temas y el gran sentido del humor que imprimía a sus historias. Experimentaba constante en la búsqueda de nuevos estilos y técnicas. Sus trabajosos fluctúan entre la sensatez y la locura, entre el vigor y la melancolía y entre la reticencia y la exploración.
«Lo que nutre internamente al niño que lee libros ilustrados es… la estética. La estética es la filosofía de la sensibilidad de cada uno. La sensibilidad es uno de los cinco sentidos del ser humano… estos son los elementos que permiten crecer al ser humano.»
Daihachi Ohta
La obra de Daihachi Ohta (Nagasaki, 1918) se caracteriza por poner un pie en la tradición y otra en la modernidad. Sus técnicas varían en función de la historia para ajustarse al tema. En Kasa (Paraguas) (1975), hecho todo en blanco y negro, el color solo sirve para resaltar el paraguas de la niña protagonista. Se caracteriza por su meticulosa atención al detalle y por el perfeccionismo de sus trazos. Involucrado en el impulso y fomento de la ilustración infantil fundó asociaciones y academias para el estímulo de la creación artística.
«Pensé que en alguna parte del texto había la esperanza de que el sol saldrá cada mañana. Yo pinto esa esperanza.”
Ryoji Arai
El caso de Ryoji Arai (Yamagata, 1956) es otro caso ciertamente curioso de vocación tardía, ya que se empezó a dedicar a la ilustración de libros infantiles cuando superaba los 40 años. Su primer libro, Melody, ganó el Grand Award for New Illustrators. En 2005 fue galardonado por el gobierno sueco con Astrid Lindgren Memorial Award (ALMA), uno de los reconocimientos más importantes en el ámbito de la literatura infantil y juvenil.
En el tablero Japanese Children’s Books de nuestro Pinterest pueden encontrar más libros provenientes del País del Sol Naciente.
Imagen superior: Ilustración de Ryōji Arai.
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