
LOS CARTELES DE CINE DE MAC
Desde que finales del siglo XIX se empezara a generalizar el uso de los carteles, estos empezaron a tomar una importancia fundamental en la nueva sociedad masiva de consumo y a sobrepasar su función primaria, que es la de soporte para la publicidad. Recorrer la historia del cartelismo es adentrarse en los gustos, las expectativas, las preferencias y los perfiles del público. Muchos artistas se dedicaron a realizar afiches, logrando notoriedad, reconocimiento y aportando una impronta particular al cartelismo, como podría ser el caso de Alfons Mucha, Toulouse-Lautrec o Ramón Casas.
El cinematógrafo es contemporáneo a esta edad incipiente del cartelismo. Las primeras tentativas comerciales de dar a conocer una película se asemejan a las usadas por las atracciones de feria o de los cabarets, ya que el cine nació a la sombra de estos espectáculos. Jules Chéret se convirtió en un claro referente de esta primera época. A medida que el cine se fue alejando de las barracas de feria y las producciones se hicieron más costosas, llegando a nuevos públicos en escenarios construidos para tal fin, el cartelismo cinematográfico fue adquiriendo independencia, que implicaba tener unas normas y claves propias. Entusiásticamente las vanguardias artísticas se fijaron en el cartel como un campo para la experimentación y la batalla, tanto artística como política. Esperamos próximamente tener tiempo para dedicar un espacio a creadores de esa época como los hermanos Stenberg, René Péron o Anselmo Ballester.
La Filmoteca de Catalunya acoge una muestra del trabajo de uno de los más reconocidos cartelistas de cine de España, Macario Gómez, más conocido como “Mac” (Reus, 1926). Formado en la Escola de Belles Arts de Barcelona, entró a trabajar muy joven para un estudio publicitario hasta que en 1955 se independiza. Sus clientes fueron distribuidoras y productoras tanto nacionales como internacionales. Su trabajo fue elogiado por actores y directores de Hollywood, como Charlton Heston, Kirk Douglas o George Lucas. Se jubiló en la década del 80. Los exhibidores, ante el auge del video y del cine en casa, dejaron de hacer las promociones y los carteles. Esa es una de las razones de su retiro. Luego vinieron el reconocimiento, los libros, los homenajes y las exposiciones. La Filmoteca de Catalunya guarda en sus fondos buena parte de su trabajo y en la web se puede visitar el sitio «Universo Mac».
En la década de los cincuenta, cuando Mac empieza a trabajar, el cartel cinematográfico está plenamente integrado dentro de la cadena de promoción de las películas. Del cartelista, que además de ilustrador, ejercía de diseñador gráfico, dependían otros elementos publicitarios como los programas de mano, los press books y las plumas (dibujos a una sola tinta expresamente hechos para su inserción en la prensa diaria). Mac destacó por la fuerza casi mineral de su trazo a la vez que dotaba a la composición de una especial sensibilidad. Para él, la disposición, la grafía, la forma y el color formaban un todo que no se podía separar. La obra de Mac es relevante porque, además de tocar todos los géneros, pudo liberarse de las encorsetadas prerrogativas de una época marcada por la dictadura y la censura.
Hay en estos carteles una gran variedad de estilos: dibujos en blanco y negro o en color, retratos, siluetas, tramados, montajes en los que priman los actores y las actrices, otros en los que se destaca algo del argumento o del espíritu de la película. En todos se respeta la máxima de otro gran cartelista, Juan Gatti: “El mejor cartel es aquel que no cuenta toda la película”. Es el desafío de fijar el movimiento, de que transformar al instante y al gesto en perpetuo y, tal vez, en un icono, en una referencia de una época.
Esta exposición es un viaje a cuatro décadas de trabajo, a oficios, usos y costumbres que vamos olvidando. Estos carteles nos llevan a épocas donde los centros de las ciudades estaban llenos de cines, donde las películas podían durar en exhibición durante meses en una sola sala o en donde nos recibía un acomodador con un programa de mano. No es nostalgia o añoranza, solo la constatación manifiesta de aquella frase de Godard: «El cine no ha cambiado. Son las maneras de ver cine las que han cambiado.»
Mac, cartellista
Hasta el 14 de septiembre de 2014.
Sala de exposiciones de la Filmoteca de Catalunya
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