
SHAKESPEARE Y CERVANTES (II)
La más que interesante muestra de ilustradores en Las cosas de Martínez alrededor del aniversario de Cervantes y Shakespeare nos sirvió de aliciente para dos cosas. Una fue indagar cómo algunos ilustradores se enfrentaron ante el texto shakesperiano, cuya finalidad era la representación teatral. ¿Hay una manera especial de ilustrar el género dramático? ¿Dónde entran conceptos tan específicos del teatro como “actor”, “escenografía”, “cuarta pared” o tantos otros? Para eso realizamos una selección de ilustraciones de diferentes épocas y lugares que abarca también portadas de libros y carteles de cine, con el fin de apreciar la maneras que han tenido de superar los elementos iconográficos con los que más se relaciona a Shakespeare (calaveras, tiaras, dagas).

Beggarstaffs (James Pryde, Scottish & William Nicholson), 1894.
La segunda cosa era ahondar en lo que el crítico Harold Bloom se refirió como “supremacía de Shakespeare” en la literatura universal. Porque supo configurar personalidades y arquetipos a través de personajes y fue capaz interpretar a la sociedad de su tiempo en lo esencial y que traspasara. Pero donde la pervivencia de Shakespeare es evidente, aunque a veces nos cueste descubrirlo, es en el homenaje que le rinden otros escritores en el hecho de titular sus libros con versos extraídos de sus obras. Y no necesariamente estos libros tienen situaciones y personajes propios de Shakespeare, ni los conflictos son estrictamente parecidos a los suyos, pero al elegir ese título, cada autor establece un cordón umbilical con la obra del bardo. Nos acordamos de algunos, pero seguro que hay más:
Aldous Huxley acertó de pleno al titular su distopía con un extracto del acto V de La tempestad: “¡Cuán bella es la humanidad! Oh mundo feliz, / en el que vive gente así.” (How beauteous mankind is! O brave new world, / That has such people in’t).

Póster soviético para Otelo de Sergei Yutkevich (USSR), 1955.

Póster para la ópera Otelo de Jan Lenica (Polonia), 1968.

William Wondriska, 1987.

Póster para Rey Lear de Wieslaw Walkusk, Polonia, 1991.
John Green se inspiró en lo que le dice Casio a Bruto en el primer acto de Julio César para titular su novela The Fault in Our Stars, que es conocida en español como Bajo una misma estrella (algo se perdió en la traducción): “La culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas, / sino de nosotros mismos, que consentimos en ser inferiores” (The fault, dear Brutus, is not in our stars, / But in ourselves, that we are underlings).
Otro momento de esta tragedia es el famoso discurso de Marco Antonio con el cadáver de Julio César. Frederick Forsyth tomó de ahí el título del implacable thriller sobre mercenarios Los perros de la guerra: “Grita ‘¡Devastación!’ y suelta a los perros de la guerra.” (Cry ‘Havoc!’, and let slip the dogs of war).

Monika Starowicz, Polonia, 2002.

Isidro Ferrer, 2008.

Samuel Fitzgerald, 2011.

Jaume Plensa, 2012.
William Faulkner recurrió al acto V de Macbeth para encontrar el título a una de sus novelas más famosas El ruido y la furia: “La vida no es más que una sombra andante, jugador deficiente / Que apuntala y realza su hora en el escenario / Y después ya no se escucha más. Es un cuento / Relatado por un idiota lleno de ruido y furia, / Sin significado alguno.” (Life’s but a walking shadow, a poor player / That struts and frets his hour upon the stage / And then is heard no more: it is a tale / Told by an idiot, full of sound and fury, / Signifying nothing).

Portada de Toribio Alzaga para la versión de Macbeth en euskera, San Sebastián, 1926.

Portada de Manolo Prieto, Madrid, 1957.

Milton Glaser, 1968.

Portada de David Gentleman para Much Ado About Nothing (Penguin, 1968).
Javier Marías, conocido anglófilo, puede que tenga el récord en referencias a Shakespeare en sus títulos. Dos veces acudió a Ricardo III, para la novela Mañana en la batalla piensa en mí y el libro de cuentos Cuando fui mortal. Aparecen estas referencias en el acto V y las dicen los espectros al maldito monarca en la víspera del enfrentamiento decisivo: “Mañana en la batalla piensa en mí, / y caiga tu espada sin filo: ¡desespera y muere!” (Tomorrow in the Battaile, thinke on me, / And fall thy edgelesse Sword, dispaire and dye.); y “Cuando fui mortal, mi cuerpo ungido / lo traspasaste llenándolo de agujeros” (When I was mortall, my Annointed body / By thee was punched full of holes). Para Corazón tan blanco, la cita elegida es de Macbeth. Con las manos empapadas de la sangre del Rey Duncan, Lady Macbeth exclama “Mis manos son de tu color; / pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco” (My hands are of your color; / But I shame to wear a heart so white).

Portada de Fernando Pérez-Barreiro para la versión gallega de Macbeth, 1972.

Litografía de Salvador Dalí para Romeo y Julieta, editado por Rizzoli (Milán), 1975.

Portada de David Pelham & Paul Hogarth para Hamlet (Penguin, 1980).
“Rosencrantz y Guildenstern han muerto” (Rosencrantz y Guildenstern are dead) dice el embajador en la última escena de Hamlet. Tom Stoppard toma esta línea para su obra de teatro, un ejercicio metateatral, que reflexiona sobre los límites de la actuación y de la representación, dándole voz y protagonismo, al menos por una vez, a los secundarios.
Las últimas palabras de Hamlet (“Lo demás es silencio” –The rest is silence) es también el título de una divertida novela de Augusto Monterroso que gira en torno a un pedante intelectual de provincias. Pero el narrador, igual de incompetente y necio que el protagonista se la atribuye a La tempestad. Al menos no se equivoca de autor.

Portada de Javier Zabala Hamlet (Nórdica Libros, 2010).

Ilustración de Raúl Arias para Macbeth (Reino de Cordelia, Madrid, 2015).
Otro mexicano, Héctor Aguilar Camín, puso a su novela El error de la luna, por uno de los pasajes más bellos de Otelo: “Es el error de la luna / Se acerca a la tierra más de lo deseado / Y vuelve a los hombres locos” (It is the very error of the moon; / She comes more nearer earth than she was wont, / And makes men mad).
Hace como unos veinte años, hubo una colección de novela negra en el que pudimos leer a Rubem Fonseca, Jerome Charyn o Marc Behm, figuras señeras del género. Pertenecía a la editorial Thassàlia y la dirigía Paco Ignacio Taibo II. El nombre de la colección era «El círculo hueco». El origen estaba en el acto III de Ricardo II: «Porque en el círculo hueco que ciñe las sienes mortales / de un rey tiene la Muerte su corte» (For within the holow Crowne / That rounds the mortall Temples of a King).

Póster para la película Hamlet de Svend Gade & Heinz Schall, Alemania, 1921.

Póster polaco para Otelo (Orson Wells) de Jozef Mroszczak, 1952.

Póster de Lee Reedy & Robert Clayton (Dot Graphics, Denver-USA) para Janus Films, 1955.
En estos tiempos se oye con frecuencia que si Shakespeare viviera hoy, sería guionista de televisión. Tal afirmación busca amparar la idea de que ahora estamos en la edad de oro de las ficciones para la pequeña pantalla que gozan de una respetabilidad que hasta ahora les era negada. En muchas de las tramas, donde se evalúa la conducta ente el poder y están llenas de personajes retorcidos, su influencia no se puede negar; pero lo cierto es que solo encontramos un título con resonancias shakesperianas: Band of Brothers, una miniserie sobre una unidad militar en la segunda guerra mundial. El título está extraído del discurso con el que Enrique V emplaza a los suyos: “Nos pocos, nos felices pocos, nos, banda de hermanos; / Porque aquel que hoy vierta su sangre conmigo / Será mi hermano; por muy vil que sea, / Este día ennoblece su condición: / Y los caballeros ahora en sus lechos de Inglaterra / Se considerarán malditos por no haber estado aquí, / Y tendrán su hombría en baja estima cuando oigan hablar /a aquel que luchara con nos ¡el día de San Crispín!” (We few, we happy few, we band of brothers: / For he today that sheds his blood with me, / Shall be my brother: be he ne’re so vile, / This day shall gentle his Condition. / And Gentlemen in England, now a bed, / Shall thinke themselues accurst they were not here; / And hold their Manhoods cheape, whiles any speakes, / That fought with us upon Saint Crispines day.)

Póster polaco de Jozef Mroszczak para la película Henry V, 1956.

Versión polaca de La fierecilla domada (Franco Zeffirelli) por Waldemar Swierzy, 1971.

Poster checo para Otelo (Franco Zeffirelli) de Jan Weber, 1986.
En definitiva, en el caso de que estén pensando escribir un libro o ya lo hayan escrito, y aún no tengan título, les recomendamos que lean a Shakespeare.
Addenda: Esta lista de títulos que deben su sentido a la obra de Shakespeare es forzosamente incompleta, pues la elaboramos con nuestra memoria y nuestra ignorancia. Por más que nos esforzáramos, no encontrábamos en nuestra retentiva ninguna película que cumpliese con esa característica. En el Imdb hay más de mil referencias a William Shakespeare, pero no dábamos con ningún título que proviniese de algunos de sus versos. Pero lo que pasaba es que estábamos bajo el síndrome que ya había sufrido G…, el prefecto de la policía de París, quien buscaba la carta robada por todos lados menos en el sitio más evidente.

Versión polaca del póster para Ser o no ser de Ernst Lubistch, 1942.
Quizás el verso más famoso del Bardo sea el comienzo del soliloquio de Hamlet: “Ser o no ser”, que es a su vez el nombre de un film que habremos visto más de una decena de veces. La película de Ernst Lubistch nos provoca para el debate de si es pertinente reírse de cualquier cosa, que en el propio film se zanja con una frase: “Lo que ustedes hicieron con Shakespeare es lo mismo que nosotros, los nazis, hicimos con Polonia”.

Póster español para Ser o no ser de Ernst Lubistch, 1942.
En un tablero de nuestro pinterest iremos recogiendo más ejemplos de la vigencia del bardo. Le hemos puesto el nombre de Shakespiration.
Imagen superior: Póster de Adam Bowbelski para Romeo and Juliet, 1955.
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