
SIGNOS DE ORTOGRAFÍA
Max Aub fue un privilegiado testigo de la tragedia europea del siglo XX. Nacido en París, de madre francesa y padre alemán, de origen judío; llegó a España con su familia huyendo de la Gran Guerra. Como uno es de donde hace el bachillerato, según sus propias palabras, él se consideró español, de Valencia. Ya era un intelectual reconocido cuando comienza la Guerra Civil. Realiza importantes gestiones diplomáticas para el gobierno de la República, entre cuales destaca un papel protagónico a la hora de gestionar el encargo del Guernica de Picasso. Acusado de comunista, que no lo era (era socialista), fue internado en varios campos de refugiados y luego deportado a África. Elige la ruta del exilio hacia México, en donde se integra a la vida cultural, junto a otros exiliados españoles. Vuelve a España un par de veces a más antes de morir en México en 1972, pero solo encuentra decepción. Ni era el mismo país que se vio obligado a dejar ni él tampoco era el mismo.
Hombre de muchas aficiones, la tipografía era quizás la principal. Procuró siempre que el acabado de sus libros sea cuidado al máximo. En una entrevista declaró: “La tipografía es una síntesis de pintura y literatura. No hay nada mejor que el tacto de un buen papel entre las manos, es como poder abrazar a quien se ama.” Podría decirse que la aspiración mayor de Max Aub era ser pintor. Hasta el punto que concibió un personaje ficticio, un hoax, Jusep Torres Campalans, un pintor vanguardista, amigo de Picasso y Modigliani, entre otros, al que por diversos casuales se le dotó de una existencia real, hasta el punto que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía organizó una exposición de su obra.
Ese afán creativo, Max Aub parece encontrarlo en la edición de libros: “Una vez reunidos los elementos tipográficos, construye con ellos una especie de collage, por medio del cual establece la maquetación de cada página”. (Rafael Prats Rivelles. “Max Aub, un tipógrafo muy especial”, 2001). Es en este contexto de interés, afecto e inclinación por el mundo de la imprenta y de los signos ortográficos, el que es pertinente entender este conjunto de reflexiones, que apareció bajo el título Signos de ortografía en 1968 dentro de la Revista de Bellas Artes y reimpreso por la Fundación Max Aub y la editorial Campgráfic en 2002 con prólogo de Rafael Prats y poemas visuales de Bartolomé Ferrando.
En las ocho páginas se van sucediendo pensamientos, aforismos, microrrelatos (él era un consumado maestro como se puede apreciar en Crímenes imaginarios, recientemente publicado con ilustraciones de Liniers en Libros del Zorro Rojo), frases deudoras de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, donde brilla el ingenio y la agudeza, impregnado de lirismo y de un uso lúdico de la metáfora.
SIGNOS DE ORTOGRAFÍA
Por Max Aub
Puntos, comas, guiones, paréntesis, asterisco: ¡Cuántos crímenes se comenten en vuestro nombre!
Nació con erratas.
Lo delató el acento.
No resistió aquel apóstrofe. R.I.P.
La Tierra, esa errata errante.
Se le cayó un asterisco y anduvo doblado toda la vida.
No pudo salir de aquel paréntesis.
Tan avaro, que ni margen le dejaba. . .
Aquel niño que saltaba de puntos suspensivos en puntos suspensivos hasta que se cayó. . .
No resistió aquella prueba.
Admiración, exclamación: ¡Poesía!
Era un tipo común, ni antiguo ni moderno, con acento castellano o portugués de buenos bigotes.
Era tan malo que no había componedor que valiera.
Todo es según el cuerpo con que se lea.
Era tan elegante, tan inglés, que le decían “El Bodoni”.
Defendía las erratas en nombre de la libertad de imprenta.
Condenado a galeras de por vida, jamás vio una página impresa.
No se repuso nunca de la primera impresión.
Las calles, siempre verticales.
Espacio y buena letra: último secreto de la belleza.
¡Despertarse analfabeto! ¡Que todos despertaran analfabetos! ¡Que no hubiera sino analfabetos! ¡Nadie para escribir los diarios! ¡Nadie para componer periódicos ni revistas! ¡Nadie para sumar! ¡Nadie para restar! ¡Ni un libro! La sola palabra. ¿Qué pasaría? ¡Qué cuento! Cállenlo: a lo mejor sucede.
Todas las ilustraciones pertenecen al libro In the Land of Punctuation, de Christian Morgenstern, traducido por Sirish Rao e ilustrado por Rathna Ramanathan, Tara Books, 2015.
En nuestro Pinterest tenemos un tablero que reúne ejemplos de la utilización de la tipografía en libros infantiles.
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